Un API y una web son cosas completamente distintas.
Una web es un interfaz gráfico que nos permite visualizar e interactuar con un conjunto de información. La información presentada a través de una aplicación web está preparada para ser consumida por humanos. Los humanos somos buenos para estructurar e identificar información de forma visual. Por eso, si la estructura del sitio web cambia, nuestras capacidades visuales nos permiten seguir consumiendo el contenido.
Un API es un interfaz para que otra aplicacion consuma datos y servicios. Las aplicaciones requieren de una estructura preestablecida que debe cumplirse. Un API establece un contrato entre el proveedor del servicio y el consumidor del servicio, y éste establece como se debe llamar al servicio y los formatos de intercambio de datos entre proveedor y consumidor. Si este contrato se modificase sin previo aviso, el impacto en el consumidor sería nefasto.
¿Quiere esto decir que un API es inmutable? Por supuesto que no, pero requiere ser gestionado de forma cuidadosa.